Hinchada de San Telmo (1956) en la vieja cancha de Jota Jota Urquiza


Esta foto nos traslada al año 1956, más precisamente a la última fecha del torneo de Primera "C" de ese año que se disputó el 22 de diciembre. Una enorme caravana de hinchas de San Telmo se trasladó a la cancha de Justo José de Urquiza porque si San Telmo ganaba ese partido, era campeón.
Estamos hablando de la antigua cancha de "Jota Jota" que estuvo emplazada en la localidad de Caseros, en las calles Kesley y Bonifacini donde permaneció hasta el año 1980 cuando la dictadura militar decidió el desalojo de los "Celestes" del histórico reducto.
La cancha ya existía desde el año 1923 y pertenecía al Club Atlético Caseros, pero al nacer "Jota Jota" (fusión de tres clubes: Social, Atlético Unión y Atlético Caseros) el 8 de junio de 1936, pasó a ser del flamante Justo José de Urquiza.
Aquella jornada resultó ser una jornada histórica para el Club Atlético San Telmo, porque se alzó con el triunfo por tres goles a uno luego de haber arrancado en desventaja, se consagró campeón y ascendió, por primera vez de manera oficial, a Primera "B", pues el ascenso que había conseguido en 1949 se lo robaron en los escritorios de AFA por una restructuración.
Fue épica aquella tarde en Caseros. Los hinchas llegaron en muchas "bañaderas" (una especie de micros sin techos que se usaba como medio tradicional para seguir a los equipos como visitantes), coparon todas las instalaciones y deliraron sobre el final, pues San Telmo caía derrotado, pero en los últimos once minutos de juego concretó tres goles para terminar ganando 3-1 y llevarse el título y el postergado ascenso.
Atilio "Banana" Fontana había marcado el empates parcial mediante un furibundo tiro libre en el minuto 79´. A los 82´ y 89´ doblete del goleador del equipo, el infalible Francisco José Ricagno, decretaron la victoria y el esperado festejo de la hinchada Telmista.
El Candombero se alzó con ese título alcanzando un invicto de 25 fechas, récord nunca igualado por otro equipo representativo del Club desde entonces.
Nuestro agradecimiento a Adrián Navarro por permitirnos compartir esta verdadera reliquia.

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