"FIORINO": la marca indeleble de un símbolo de San Telmo.
FIORINO, emblema del Club San Telmo |
Allá en lo alto de la tribuna de socios en el estadio de la Isla, se mantiene el viejo cartel,
algo gastado y un poco descolorido con la leyenda que reza “Tribuna Fiorino”. Muchas
generaciones han frecuentado sus tablones de madera, o desde hace casi 20 años,
tablones de cemento… Pero muchos, quizás, nunca supieron de quién se trataba, a
quién pertenecía ese homenaje de darle nombre a una tribuna. Encima, desde hace
algunos sábados atrás, al acceder al portón del estadio por la calle General
Rivas, se camina unos pasos y lo primero con lo que uno se cruza es con una pizarra
con precios escritos en tiza, pero donde sobresale con letra estilo fileteada
la leyenda “Parrilla La
Fiorino”.
El verdadero nombre de “Fiorino” era Juan Sbarella y si su
nombre se mantiene vigente, aún hoy, a 47 años de no estar físicamente en este
mundo, es porque ha dejado una huella indeleble y al repasar su historia, nos
daremos cuenta que San Telmo siempre necesitará de varios Fiorinos para
continuar escribiendo su historia.
Fiorino nació un 4 de marzo de 1892 en la ciudad de Cosenza,
en la región de Calabria, Italia. Su papá era capitán de un barco velero y
llegaron a la Argentina
en el año 1904, curiosamente cuando el San Telmo Footbal Club daba sus primeros
pasos, Fiorino tenía apenas 12 años y su dialecto calabrés bien asentado. El
destino hizo que su familia se afincara en el barrio de San Telmo y ser asiduos
concurrentes a la vieja cancha de San Telmo en Azopardo y Garay, donde esa
química entre Telmo y Fiorino nació para no terminar jamás.
En 1915, hace exactamente 100 años, Fiorino llenaba su
primera solicitud de socio y desde entonces le dedicó su vida al Candombero.
En su juventud solía frecuentar el almacén de Balcarce y
Cochabamba, llamado Pepín, que no era más que una continuidad del Club porque
allí se juntaba una barra seguidora y solo se hablaba de San Telmo.
En el año 1922 impulsó la llegada de distintas actividades
deportivas en la cancha de Azopardo y Garay. Le dio auge al atletismo, a las
bochas, al básquet y sobre todo al box donde fabricó un ring con piso de tierra
y se animaba a guantear con el que sea, con tal de conseguir nuevos socios.
Lo del box no fue casualidad. Apasionado por esa actividad,
durante muchos años frecuentó el Luna Park donde hacía las veces de masajista
de los mejores boxeadores.
San Telmo 1926. El de blanco es Fiorino |
Hizo de todo en San Telmo. Fue aguatero, masajista, director
técnico (dirigió 136 partidos oficiales), dirigente, trabajador incansable en
cualquier faceta donde se requería poner el hombro: allí estaba Fiorino.
Quizás el hecho que más marcó a Fiorino con San Telmo tiene
que ver con la mudanza del estadio en el años 1926. Al tener que desprenderse
de Azopardo y Garay y mudar todo a la Isla
Maciel, se convirtió en caudillo de esa faena. Trabajó
activamente en ese traspaso, cuando los arcos fueron llevados a caballo y las
chapas y madera que componían los vestuarios se cargaron a hombro cruzando el
viejo puente transbordador. Durmió varios días seguidos en la Isla hasta terminar de clavar
las maderas y rearmar los viejos vestuarios.
Tuvo activa participación en el amateurismo y sufrió como
pocos la desafiliación (1933-1942), pero también fue uno de los primeros en dar
la cara cuando San Telmo volvió a la actividad poniéndose a disposición. Fue
entrenador en el amateurismo y en el profesionalismo, siendo técnico en el
primer torneo ganado por San Telmo en 1949.
1949. San Telmo Campeón. El de boina es Fiorino. |
Trabajó sin claudicar en el levantamiento del estadio de la Isla. El 5 de julio de
1943 la CD le hizo
entrega de una medalla de oro por su desinteresado trabajo en el Club.
Integró muchas comisiones directivas en distintas áreas.
Gracioso, pero también calentón, como todo "Tano"… En 1961
enojado porque San Telmo jugaba sus partidos con la camiseta de River (idea del
dirigente Eliseo Amor), irrumpió en una reunión de CD para que se vuelva a la
brevedad a jugar con la tradicional azul y celeste.
La Revista
“El Gráfico” lo inmortalizó en sus páginas cuando aseguró que “en 1916 San Telmo
era más grande que Boca y River juntos, porque duplicaba en asociados a esas
entidades vecinas”.
Los últimos años de su vida lo siguieron viendo con esa
voluntad de fierro y en más de una escena ha quedado retratado por las
fotografías junto a Oscar Ringo Bonavena.
Un 22 de septiembre, pero de 1968, cuando tenía 76 años,
pasó a integrar la hinchada que alienta desde el cielo y un mes después en
homenaje a su pasión por San Telmo se bautizó a la tribuna que está al costado
de la platea con su nombre. Una gesto mínimo que sirve para que los pibes de
hoy sigan preguntando quién fue Fiorino. Simplemente un grande de esta
historia, de esos que se deben imitar.
En un bar de Barracas, esta foto: Fiorino y Bonavena. |
Gracias Adrián. Por compartir otra buena historia de nuestra gente!
ResponderEliminarExcelente nota y material!
ResponderEliminarYo estoy casada.con un nieto de florido Vicente napoli su mamá era Luisa sbarella hija de fiorino y hoy Vicente a sus 75 años esta orgulloso de su abuelo alque recuerda con mucho cariño.
ResponderEliminarFiorino.fue el que descubrió a gatic junto con Cosi y lecture
ResponderEliminarSoy nieto de Fiorino
ResponderEliminarHOLA! escribinos a imborrabletelmo@gmail.com Gracias!
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