No quedaban muchas alternativas. San Telmo respiraba el momento más difícil desde su ascenso y fue a buscar a un viejo conocido: Fabián Lisa, que se acababa de desvincular de Talleres. Hay entrenadores que está hechos a la medida de un club y Lisa parece ser el hombre justo para lo que significa San Telmo. Su arribo coincidió con la llegada de los cuatro refuerzos y de entrada metió un triunfazo histórico ante Quilmes para cambiar la autoestima, la moral y allí empezó la metamorfosis. Su mérito principal fue que los jugadores vuelvan a creer en ellos mismos y edificar en la Isla Maciel el terreno difícil para todos los que vinieron. San Telmo no perdió en el Baletto desde que el entrenador de hizo cargo: le ganó a equipos grandes y metió el batacazo ante San Martín de Tucumán. De visita solo ganó una vez, pero fue un triunfo clave en la cancha de Tristán Suárez para alejarse del Lechero. Afuera no pudo encontrar solidez, pero con lo realizado en casa le bastó para cumplir el objetivo propuesto. El festejo ante Atlanta en la despedida del año ante la hinchada, será inolvidable.
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